viernes, 6 de abril de 2018

Maia

El balón salió despedido de la pista y voló por los aires, allí estábamos todos observando cuando de repente una luz cegadora apareció de la nada. Todos caímos al suelo y tras los cinco segundos más largos de mi vida, la luz se fue. En su lugar apareció una niña de tez morena, con ojos de color verde oliva y la sonrisa más bonita y blanca que pueda recordar. Su pelo era largo y negro pero cuando se movía se le veían reflejos azules. Se acercó a mi y me ofreció la pelota con una mirada interrogante. Se quedó a vernos jugar, no decía nada, no hablaba solo miraba y escudriñaba con esos ojos tan grandes. De vez en cuando me pillaba mirándola y tras un rato apartaba la mirada como teniendo miedo de que la fueran a descubrir. Me acerqué a ella intentando entablar un tema de conversación, tenía que saber quién era, de dónde venía y si quería merendar en mi casa después del partido, a mi madre le encantaría. Cuando abrió su boca para contestarme, una luz blanca con destellos azules apareció de nuevo. Tuve miedo, no quería que se fuera. Estaba desapareciendo frente a mi cuando la escuché decir algo: "No estás solo". Y nunca más volví a saber de ella. A día de hoy y desde que nació mi hija sigo recordando aquella preciosa niña que conocí una vez. Los mismos ojos verdes, la misma sonrisa bonita y el mismo pelo negro...Es curioso como una niña que acaba de nacer se pueda parecer a alguien de mi pasado. "Bienvenida a la familia, Maia"

Nada puede salir mal.

La alarma suena y no quiero levantarme. Ayer no fue un buen día y hoy presiento que no va a ser diferente. La alarma vuelve a sonar. Mi madre abre la puerta, pone la tele a todo volumen y abre el balcón. Maravilloso, se acabó mi tiempo para dormir. Desayuno con las legañas metidas en los ojos y me tomaría un café si no fuera por la delicia del cola cao mañanero. Miro el reloj, mierda, las once menos veinte, ya voy tarde. Me visto como si llevara el diablo metido dentro, cojo mi mochila y mis cosas y salgo corriendo para coger el bus. Cuando llego mi tarjeta no está, no puedo subir. Me llega un correo para mirar los resultados de los exámenes, un 4.5. Maravilloso. "¿Algo más?" Grito pensando que ya no puede haber nada peor. Error. No llevo las llaves de casa y está empezando a llover. Y ahí estoy, un viernes por la mañana, tirada en la puerta de mi casa llorando como una magdalena por toda la concatenación de eventos cuando se para un coche en frente. Bajan la ventanilla y es Luna, una de mis mejores amigas. ¿Te apetece un chocolate caliente? Y sonrío, sé que el día acaba de empezar.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Mercy

Es increíble como pasamos por la calle ignorando a quien esta a nuestro lado. Vamos por la calle mirando el móvil y dejando todo el lado. Nos escondemos detrás de una pantalla, de una excusa.

Hoy has contado una historia en clase como si fueras tú, como si la hubieras vivido y yo me he visto en tí. Los pelos de punta, el corazón encogido y la mirada no se podía ir de dónde tú estabas. Me han dado ganas de abrazarte y no soltar, decirte que todo iba a ir bien, que yo estaría allí para cuidar de ti, de mi. De todos nosotros.

Es curioso como te pareces a ella. Hace mil que no se de ella y de repente apareces tú. Desde el momento en el que te escuché hablar sabía que quería que estuvieras en mi vida. Gracias al señor Grotowski que caíste en mi clase y que gracias a eso nos podemos conocer mejor.

No te estoy comparando con ella, tan solo que te pareces y eso hace que mi cariño aumente más rápido. No sé ni por qué te escribo, quizá para decirme a mi misma que esto es real. Que tengo una parte de mi dragoncito escondido en ti y que quizá no estemos tan lejos como parece.

¿Sabes? La echo de menos, Tanto como echo de menos a otras personas pero bueno, supongo que eso hace la distancia, ¿o no?

¿Sabes? Tengo un compañero en clase que me encanta. Es genial, creo que hacemos el trío perfecto. Mis clase en general es genial.

No sé a quién escribo, solo se que algo tenía que decir y que hace mucho que no lo hago. Mi corazón duele, mis alas hace mucho que no se extienden y eso ya hace mella. Creo que ya va siendo hora.

Gracias por escucharme.